lunes, 18 de mayo de 2009

ASIENTOS DE TITANIO

¿Qué tal vais? Bueno hoy voy a hablar de las pataditas en el avión. A todos se nos hace pesado el ir sentado en el avión, pero joder, aunque sea estiras las piernas cuando vas al baño o al dar un paseíto por el pasillo y no cuando estás en el asiento. La gente qué se piensa, ¿que la estructura del asiento impide el que te enteres de que te están dando una patada? Pues no señores. Hay que ser inútil para pensar eso. Claro que se nota, y no veas lo que se nota, sobre todo cuando te toca detrás al típico niño que le hace gracia el ver cómo se mueve tu asiento, sin que el padre, le diga nada en ningún momento. En fin, de toda la vida las pataditas se dan al balón.

viernes, 15 de mayo de 2009

ODIO MANIFIESTO A LOS METROSEXUALES

¡No, no y no! No entiendo porqué a un hombre le puede gustar sufrir depilándose el pecho con cera caliente o machacarse una hora al día en un gimnasio. Creo que están enfermos. Algún tipo de virus todavía no identificado por la comunidad médica les ha mutado el cerebro: ¿qué ha sido de los partidos de fútbol en casa de un colega con hombres peludos y sudorosos? ¿Y lo bien que se siente uno al eructar tras beberse unas cuantas cervecitas?

Los metrosexuales no saben vivir la vida pero si joder la de los demás. Porque tú intentas ir aseado, combinar un poco la ropa, raparte para que no se vean las entradas… ¡Si hasta recuerdas no ponerte calcetines blancos con zapatos! Esfuerzos en vano porque se presenta uno de estos tíos en tu empresa y sólo se acuerdan de ti para que vayas a por las pulgas de tortilla.

Expresar mi odio hacia ellos es mi terapia porque por lo demás la batalla está perdida: mi madre me persigue para hacerme las cejas y mi abuela me ha apuntado con ella a aqua-gym.

viernes, 17 de abril de 2009

PONGÁMONOS EN SU LUGAR…

¡Hola navegantes! (o gente con tiempo libre) Hoy no quiero quejarme ni poner a parir a nadie, os sorprendéis, ¿verdad? Sin más, me gustaría alabar y compadecerme de las articulaciones. Si habéis oído bien, ar-ti-cu-la-ciones. Pues resulta que hay gente muy mala, muy mala que las tortura continuamente haciéndolas crujir.

Hay dos variedades, los que optan por el crujir simultáneo, lo que provoca un sonido estruendoso y corto. O por otro lado, la variación del crujir sucesivo, el cual se consigue con un crujir lento y uno a uno. Además es de señalar, que la gente que tiene dicho hobby se encarga de martirizar no solo a una articulación, sino que ¡cuantas más mejor! Siempre es de valorar la “ruta” de crujidos. Por ejemplo, cuello, dedos, muñecas, espalda… pueden variar las posiciones, pero es frecuente que cada persona tenga su ruta predeterminada y favorita.

Y es que no sólo se puede nombrar a las articulaciones como víctimas de los crujidos. También los que nos rodeamos de este tipo de personas sufrimos mucho por ello (y en silencio, como las hemorroides). Así que desde aquí propongo formar una plataforma en defensa de las articulaciones. ¿Por qué no?

martes, 31 de marzo de 2009

EN EL METRO: PÓNTELO – PÓNSELO

Los anuncios de Axe se esfuerzan en vendernos que por una dosis del producto atraeremos a las mujeres cual macho cabrío y, como efecto secundario, oleremos bien. Pues creo que Axe se haría de oro patentando el “Axe for Metro”, porque si en algún sitio hay que erradicar malos olores y además es difícil ligar (ya sea por los malos olores o porque no es lo mío) es en el metro.

Las 7 de la tarde, hora punta, la gente empieza a salir del trabajo. Empiezan los empujones, los toquecitos, los pisotones, las carreras por el metro y, por supuesto, los olores. Alguno podría decir “es por las carreras en el metro”, pero no señores, no nos dejemos engañar, la peña es GUARRA DE COJONES, y hay quien no se ducha hasta que no le llega una carta del ayuntamiento.

Y es que no es tan difícil ducharse. De pequeño me jodía, y hoy me jode aún más que las mujeres me manden ducharme… pero joder, tienen parte de razón. El sudor queda muy guapo en un partido de fútbol con los colegas, pero en el metro, sobra… sobre todo si el que suda no eres tú sino los 25 de turno que se meten en el vagón y que jurarías que dejan tras de sí un hilo color verde putrefacto que se puede seguir desde el tren siguiente…

Mi consejo: desodorante always encima. Así, o te lo pones tú, o se lo echas al de al lado.

lunes, 30 de marzo de 2009

EN EL METRO: LECTORES INTRUSOS

Noto que el del asiento de al lado se está inclinando hacia mí. ¿Se habrá quedado dormido? ¿O son los vaivenes del metro?........Miro un poco de reojo y me doy cuenta de que, ¡está leyendo mí periódico! ¡Cómo me jode! Intentas inclinar el periódico para que no alcance a leerlo pero compruebas que entonces él se esfuerza más y más.

Alguno habrá comprobado el extremo de esta situación que puede tener varios finales: te guardas el periódico y te privas de tus noticias matinales por culpa del tocanarices del vagón del metro. Otra opción es que aprietes los dientes y aguantes como un javato. Y por último puede que al pasar la página, el lector intruso, te diga: - Espere, que no he terminado de leer la columna de opinión.

En ese momento, de lo que te ha jodido, o bien te bajas del tren o le gritas a todo pulmón: - ¡Coge un periódico gratuito!

sábado, 28 de marzo de 2009

EN EL METRO: SALIR ANTES DE ENTRAR

Si, desde pequeño mis padres me lo han repetido sin cesar: “Pablo, deja salir a la señora”, “Pablo, no entres hasta que salgan los que están dentro”. Siempre creí que todos los padres lo hacían, que había una especie de código internacional de buenos modales por el cual uno no puede entrar en ningún lugar cerrado hasta que salgan los que tienen intención de hacerlo, y eso incluía el metro.

Pero no, una vez más me equivocaba. Os pongo en situación: 8 de la mañana, línea 10 de metro, vamos todos como si fuésemos piezas del lego, encajando una pierna por aquí y una oreja por allá. Se para el metro en Nuevos Ministerios y dudas si será mejor estar allí o ir andando, y descalzo, al trabajo. Intentas salir, tienes que cambiar de línea como sea, pero no. Los que están delante de la puerta no se apartan, se aferran al vagón como si se les fuese la vida en ello. Y los de fuera entran todos en plan muralla: ¡señores, dejen salir y cabrán más, por ahora no soy capaz de atravesar masas corpóreas! Es simple y sencillo.
¡No soporto a la gente que es tan dura de mollera!

EL METRO

Queridos seguidores, el Metro es uno de los lugares más plagados de encantos y desencantos de nuestra querida ciudad. Es una especie de micro-clima, donde se pueden encontrar especies y subespecies dignas de un estudio personalizado. A eso me voy a dedicar en la entrada de hoy, a describir algunas de las muchas situaciones que me joden, te joden, le joden, nos joden, os joden y les joden del Metro.